En 30 años por las políticas sobre salarios, México se empobreció un 66.7%
En 32 años, los mexicanos han crecido exponencialmente en número de pobres. En 1982 el 51% de la población era pobre (50 millones), hoy México tiene el 66.7% de su población viviendo en la pobreza (79 millones). Los programas PROGRESA, OPORTUNIDADES y PROSPERA, han sido un fracaso. La solución está en: generar empleos con un salario acorde al mando Constitucional.
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Augusto Hugo Peña Delgadillo.
Los salarios mínimos se contuvieron con el pretexto de controlar la inflación, la realidad es otra, se frenó el aumento de los salarios a niveles abajo de la tasa inflacionaria para hacer “competitivas” las empresas nacionales y favorecer a las trasnacionales para animarlas a seguir reinvirtiendo en México sus ganancias. Los frutos amargos de estas medidas absurdas recomendadas por el Fondo Monetario Internacional, fueron: El crecimiento exponencial de la pobreza. Entonces, en 1982/88 los pobres en México representaban el 51% de la población (50 millones de pobres) y QUE el 18% de ellos SE SUMARAN A LA pobreza extrema, sufriendo déficit alimenticio (hambrientos).
Hoy, 32 años después de la aplicación de dichas medidas restrictivas al crecimiento del salario mínimo, se dejó abajo de la inflación verdadera, los pobres son el 66.7% de la población, o sean 79 millones de pobres, considerando que ya somos 120 millones de mexicanos, y los que sufren pobreza extrema y tienen déficit alimentario son el 23% de los pobres, o sea que los que no tienen para comer lo mínimo necesario por su ínfimo salario, son 18 millones 200 mil hambrientos. Esta estrategia macroeconómica del gobierno “sugerida” por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, provocó que el poder de compra de los mexicanos decreciera un 30%, ocasionando que las pequeñas y medianas empresas de la industria, el comercio y los servicios, tuvieran que cerrar sus operaciones en más de 480 mil negocios, de los 5 millones de pequeñas y medianas empresas que había, obligando a más de 20 millones de mexicanos a refugiarse en los negocios informales. Para resolver este problema solo existe un camino, lo comentare al final.
Ernesto Zedillo se percató que el segmento de los pobres crecía sin ningún freno y por ello ideó la empresa de ayuda social por medio del programa de Educación, Salud y Alimentación, conocido como PROGRESA. En los sexenios de Fox y Calderón este programa continuó pero ya con el nombre de OPORTUNIDADES, con un nuevo eje ajeno al discurso que amparaba la Educación, la Salud y la Alimentación, ahora su eje obedecía a: “El Programa de Transferencias Económicas Condicionadas” y como ya dijimos, con la nueva denominación de OPORTUNIDADES.
En septiembre del 2014, el presidente Peña Nieto ya con Rosario Robles en la SEDESOL, bautizó de nuevo el programa denominándolo PROSPERA, la idea, según el propio Peña Nieto, es el de llevar prosperidad a los mexicanos que habitan en la pobreza extrema, y a dos años y casi cuatro meses de que llegó a la presidencia, PROSPERA, han beneficiado –según Peña Nieto y Rosario Robles- a 3 millones 500 mil mexicanos. La cosa parece positiva pero es todo lo contrario, porque mientras se benefició a esos 3 millones 500 mil mexicanos que están en la pobreza extrema, el número de pobres con déficit alimentario (gente con hambre) creció en casi 5 millones, haciendo del programa PROSPERA, otro fracaso igual o peor que los de PROGRESA y OPORTUNIDADES.
El programa PROSPERA es, nos guste o no, un fracaso más de Peña Nieto. Ya lo veíamos venir al nombrar a Rosario Robles como la titular de la Secretaría de Solidaridad Social (SEDESO o SEDESOL), sin embargo, el presidente tiene otras opciones y podría echar mano de ellas si pone a volar su imaginación y se ubica en la realidad. PROSPERA seguirá siendo un programa fracasado si Rosario Robles continúa al frente de SEDESOL, además, para resolver este grave problema, hay que tomar el único camino que existe, y este es el de fortalecer el salario mínimo al nivel que marca la Constitución y, fomentar el crecimiento del empleo formal y bien remunerado en base de privilegiar fiscalmente a las pequeños y medianos empresas, que son las que generan la mayor cantidad de empleo en nuestro país y en todos los de América Latina. Este es el camino pero Peña Nieto no lo transitará porque él no es quien nos gobierna, él, infelizmente, es un instrumento de la oligarquía nacional y de los plutócratas asociado a las trasnacionales. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
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